Extracto del Tratado de Zhang Sanfeng para realizar el Tao
a través de las Artes Marciales
¿Si queremos formar una tríada con el cielo y la tierra ¿podemos permitirnos perder la raíz de nuestra naturaleza intrínseca? Si somos capaces de actuar de acuerdo con nuestra naturaleza intrínseca, no perderemos la raíz. Puesto que no hemos perdido nuestra naturaleza original, ¿cómo podríamos perder la dirección de nuestros cuerpos físicos? Si queremos encontrar nuestra dirección, primero debemos saber de dónde venimos.
Conociendo nuestro origen, encontraremos el camino porque los medios ciertamente están a mano. ¿Pero cuáles son los medios? Son simplemente nuestro propio conocimiento y habilidad innatas. No importa si se es inteligente o tonto, virtuoso o de otra manera, todos pueden utilizar su conocimiento y habilidades innatas para acceder al Tao. Pudiendo cultivar el Tao y comprendiendo nuestros orígenes, comprenderemos la dirección que debemos tomar. Si conocemos nuestros orígenes y dirección, debemos comprender el desarrollo personal. Por lo tanto, se dice que desde el emperador hasta la gente corriente, todos utilizan el desarrollo personal como base.
¿Pero qué debemos hacer con respecto al desarrollo personal? Está en la base de la sabiduría y las habilidades innatas. De la visión de nuestros ojos y la audición de nuestros oídos obtenemos
agudeza y claridad. Las manos se mueven con naturalidad y los pies se apoyan en el suelo. Estamos dotados tanto de capacidades marciales como espirituales. Por eso debemos extender nuestro
conocimiento e investigar el mundo, de manera que nuestros pensamientos sean sinceros y nuestros corazones puros. La mente gobierna el cuerpo y, en consecuencia, debemos rectificar la mente y
hacer que nuestros corazones sean sinceros.
Los pies recorren los “Cinco Elementos” y las manos expresan los ocho trigramas. Cuando las manos y los pies llevan a cabo las “cuatro imágenes” y sus diferentes aplicaciones, nuestras habilidades innatas vuelven a su origen. Cuando nuestros ojos perciben las "tres unidades” y nuestros oídos oyen los “seis caminos”, los ojos y oídos llevan a cabo las “cuatro formas” y, combinando su esencia en una, nuestra propia sabiduría innata vuelve a su raíz. Los oídos y los ojos, las manos y los pies, divididos en parejas, son como el yin y el y su unión en uno es como el Taiji. Así lo externo se concentra en lo interno y lo interno se expresa externamente.
De esta manera desarrollamos lo interno y lo externo, lo fino y lo tosco, y con una comprensión penetrante, hacemos realidad la obra de los hombres sensibles y sabios. Inteligencia y conocimiento, sabiduría e inmortalidad, esto es lo que significa cumplir con nuestra naturaleza intrínseca y establecer la vida. Ahí está la perfección de espíritu y la transformación divina. El camino del cielo y el camino de la humanidad es simplemente la sinceridad.
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