Desde tiempos remotos, la montaña de Wudang ha sido siempre el referente en cuanto a la práctica de la espada china. La espada de Wudang es considerada como uno de los tres patrimonios de las artes internas de Wudang, siendo estos el Neidan (elixir interno), el Taijiquan (Tai Chi) y la Jian (Espada).
La espada de Wudang guarda especial similitud con el resto de estilos o sistemas practicados en la montaña, todos ellos de carácter interno, los cuales evitan los enfrentamientos directos con el oponente y basan su estrategia en la anticipación, la rapidez, los ataques en movimientos circulares y la absorción del poder del oponente para no pretender un enfrentamiento de fuerza contra fuerza, sino para desviar y redirigir los golpes antes de pasar a la ofensa.
El manejo de la espada de Wudang tiene como objetivo proteger la esencia, nutrir la energía y calmar el espíritu, poner la intención y la energía como prioridad y desarrollar al máximo los movimientos de los ojos, las técnicas de mano, el trabajo de los pies y la estructura general del cuerpo. Durante la práctica, el poder proviene del Dantian, centro energético del cuerpo, pues el poder mecánico del cuerpo nace siempre de la cintura. A través de la cintura la transmisión de la fuerza es mucho mayor, mientras que si en lugar de ello se hace especial hincapié en la fuerza de los brazos, nunca se llega al verdadero objetivo. Si la energía no se hunde con el Dantian, el exceso de fuerza muscular desgastará la energía, el cansancio aumentará más rápidamente y el equilibrio pasará a ser inestable.
En general la espada de Wudang evita el enfrentamiento directo y circula alrededor de los golpes de otras armas mucho más pesadas y más fuertes. Se envuelve mediante cortes y estocadas en el cuerpo de los enemigos, en lugar de buscar el bloqueo directo del arma del oponente. Esos cortes y estocadas acaban por obligar al contrario a detener su lucha debido a las heridas. En este contexto es un arma mucho mas técnica y mas noble que el sable, el cual define la mayoría de sus ataques en cortes para rebanar directamente al oponente.
Como decía el general Li Jinglin, famoso maestro de la espada de Wudang, en uno de sus escritos: “La clave en la práctica de la espada es que el cuerpo se mueva como un dragón nadando, sin llegar nunca a su fin”
En la técnica de la espada de Wudang, el movimiento se origina en los pies, se transmite mediante la cintura y se expresa a través de la muñeca, causando en la punta de la espada una acción de látigo que penetra en el objetivo e instantáneamente rebota hacia atrás con rapidez. El cuerpo se mueve como un dragón y la espada se mueve como el relámpago. El movimiento de los pies es ágil y el del cuerpo suave y flexible. Estas características se definen con expresiones como la de “en la cintura el Taiji y en los pies el Bagua”. El trabajo de la espada supone extender el campo de nuestra esencia (Jing) más allá de nuestro cuerpo.
En la aplicación de combate la intención se basa en seguir el flujo de la fuerza del oponente, para tomar prestado su poder, permanecer tranquilo para esperar el movimiento del oponente y ser el último en iniciar el ataque, pero acometer antes de que el contrario llegue a ti. A la hora de atacar, el espíritu guía al practicante a sacar la espada de manera valiente y directa, como una flecha al ser disparada hacia un objetivo. Un punto importante a tener en cuenta a la hora de empezar la práctica en pareja es la conocer los principios del Tuishou para llegar a sentir, ceder, neutralizar, llevar, enlazar, guiar, seguir, absorber y desviar la espada del contrario.
Para un correcto trabajo en el manejo de esta espada, en primer lugar, hay que formar los requisitos externos: el trabajo de los ojos, del cuerpo, de las manos y los pasos. En segundo lugar formar los requisitos internos: desarrollar el valor, poder, velocidad, y calma. Adecuarse a cada etapa del aprendizaje, primero buscando la habilidad mediante los movimientos más amplios y forzados para luego ir desarrollando la técnica mediante la depuración de los detalles más finos.
Hay un proverbio en artes marciales chinas que dice: "Ser hábil en las técnicas de sable requiere 100 días. Ser hábil en las técnicas de lanza requiere 1000 días. Para ser hábil en la espada recta de doble filo, 10.000 días no serán suficientes”. El buen espadachín de Wudang ciertamente ilustra el resultado de practicar más de 100.000 veces.
Texto: Zi Xiao (资晓) Alex Mieza
16ª Generación de Wudang Sanfeng Pai